domingo, 3 de octubre de 2010

"Heraldos negros llegaron desde Lisboa.
El universo entero crujió y tembló durante veinte segundos interminables.
Pero la catedral resistió. Era lo que esperaban de ella"


Poema anónimo.
Salamanca, Exposición "Ierónimus".



En 1755 se produjo un terremoto que destruyó casi por completo la ciudad de Lisboa, muchas otras ciudades portuguesas, y sus consecuencias se sufrieron en zonas lejanas como Salamanca o Madrid. Tras la devastación, la capital lusa conoció una época de esplendor constructivo que dejó para la posteridad una serie de construcciones y monumentos que han hecho del barroco portugués uno de los estilos con mayor personalidad de la historia del arte.

También se sintió en Salamanca. Allí se estaban terminando las obras de la "Catedral Nueva", levantada junto a la vieja, duplicando el tamaño de ésta en superficie y en altura, y también en grandiosidad y esplendor.
El terremoto las dañó pero no las derribó. Sólo se vino abajo la cúpula que cubría el crucero de la Nueva, que se reconstruyó en estilo neoclásico, dándole a la catedral ese eclecticismo que sólo se consigue en edificios cuya construcción se alarga durante casi tres siglos.
En agradecimiento por la milagrosa salvación del edificio catedralicio, al mediodía de cada 31 de octubre el Mariquelo escala la torre hasta la esfera, llamada La Bola, que la corona.

Visitando la exposición "Ierónimus" este fin de semana encontré este pequeño texto sobre el terremoto en forma de poema. Aquí os queda.

El hombre es capaz de hacer cosas increíbles, que incluso resisten a terremotos como aquel. Y es increíble poder contemplarlas después de tantos siglos.

Un lujo.

2 comentarios:

  1. Ahhhhhh!!me ha encantado la frase del principio, sobre todo el remate....era lo que se esperaba de ella....GRANDIOSO.

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  2. menos mal que eres mi fiel comentarista, si no este blog estaría muuuuy muerto, hija! besitos y gracias

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